Si la pintura puede ser tomada por algunos artistas como terapia, Carmen Belenguer, pasional en sí misma y en su pintura, necesita pintar porque tiene que abrir al exterior sus sentimientos e intuiciones. En sus cuadros se puede ver cómo se alternan en sus trabajos las veladuras de tonos intensos o tonos apagados e, incluso, las medias tintas que esconden la intensidad de ambos extremos. En esta exposición de la Sala XIII se pueden ver sus últimas obras.