‘Transferencias’, Galería de Arte Sala XIII. EL PUNTO DE LAS ARTES

EL PUNTO DE LAS ARTES 30 Septiembre al 6 Octubre 2005
JUAN ANTONIO TINTE

Madrid, 2005

No resulta fácil definir la pintura de Carmen Belenguer, en tanto que las formas no derivan de una fórmula si quiera desintegrado, así cómo tampoco forzando el hecho trasgresor. Acaso el empeño de definir sea estéril y aporte poco en tanto que las imágenes que muestra tras muestra nos ofrece, le pertenecen sólo a ella atendiendo más a la comprensión de la pintura que a otra cosa. Los colores languidecen o se comprimen, sacándonos fuera de cualquier tipo de orden estructural que podamos establecer. Es en sí mismo, un discurso que fluye y emerge sin localización posible aun cuando apenas exista casualidad alguna en su con¬cepción. Así, el modelo no viene determinado, sino que el instante dicta los lugares en que el movimiento del color ofrece un lugar en el espacio para articular imágenes que atrapan el tiempo y no al contrario. En este sentido, esta muestra que cuenta con pinturas y obra gráfica, nos ofrece, más que nunca, la relación entre el motivo que suscita la pintura y su organización definitiva, seduciéndonos por esa especie de parangón subjetivo en forma de paisaje configurado por vértices no conocidos del mundo que vemos. Como consecuencia de ello, la luz ha entrado a ocupar un lugar de prioridad que deja abierta, al menos, una puerta por donde la profundidad se intuye, acaso más cristalina que los gestos de un primer plano esfumando cualquier atributo de detalle en las superficies Si bien existe una clara diferencia de tratamiento entre los óleos y la obra gráfica, en tanto que en esta última todo adquiere un aspecto fosilizado; todo el conjunto parece atender a una misma idea con tendencia a establecerse corno visualizaciones de estados emocionales. Algo así cómo si la autora estuviera en disposición de ofrecernos la imagen de la que están hechas las reacciones dentro del universo existencial. De tal forma, dentro de un discurso dilatado en el tiempo, Carmen Belenguer ha conseguido significar la materialidad, a modo de fluido, de lodo lo que es incorpóreo. De ahí que, sin necesidad de la oscura meditación, los flujos cromáticos puedan ser la forma que adopta lo que hemos dado en llamar conceptos, ante el imposible acuerdo universal en forma y acepción, siempre en un instante preciso y no otro del pensamiento