La muestra está compuesta por grabados y óleos sobre tela en la que algunas obras están pintadas con esponja
El desarrollo de la pintura de Carmen Belenguer tiene un principio y un final. El principio es idea que surge al enfrentarse al lienzo en blanco, dejándose llevar por los impulsos que produce su mente creadora, producto del empuje que le dan un conglomerado de sentimientos y de emociones cazadas al vuelo, que no pueden ser dominadas y que no es otra cosa que toda la pasión puesta en la ejecución de la obra. El resultado final es abstractismo que comunica y emite esos sentimientos que tomaron parte en su creación y que le da al espectador toda la información necesaria para encontrar la armonía y la relajación que produce el tratamiento que ha dado a los colores.
La exposición está compuesta por óleos sobre tela en la que algunas de las obras están pintadas con esponja. También hay grabados, de formato más pequeño, donde Carmen muestra el dominio de la técnica y consigue resultados de bella factura pudiendo unir dos o más grabados para conformar un conjunto pictórico único.
La contemplación de los óleos permite al espectador entrar en un mundo de sugerencias que emanan de la combinación de colores y trazos, unos independientes, otros uniformes, pero todos caracterizados por un elemento de veladura que imprime carácter a la obra de la artista, y de ahí su complejidad y la fuerza expresiva, porque manejar los colores del arco iris descompuesto en toda su gama cromática y emplear el negro como un elemento de alegría, combinado con el rojo característico de la pasión, con el verde o con el amarillo, es toda una maestría.
Belenguer es pura inquietud, puro nervio; cuando emplea materias como cemento-cola, marmolina o arenas, la ejecución de la obra se ve estorbada, pues es más fuerte el impulso pictórico que el proceso de secado de estos materiales. Por eso los aparta, se entrega al puro abstracto que descubrió en 1987, y desde entonces ha manejado como fuente inagotable de inspiración y de representación, ayudada por el estupendo acogimiento que le da la inmejorable luminosidad del espacio expositivo Sala XIII, así como la intimidad y coquetería que la autora señala como característica importate. En el marco de la exposición, el viernes 28, el crítico de arte Javier Rubio Nomblot compartirá con los asistentes al forum sus impresiones sobre la expresión plástica pictórica como instrumento de reflexión en un mundo cada vez más saturado de expresiones artísticas.