Son como plasmaciones de mareas de un mediterráneo que se abre a los sentidos, materia con soplo para que la luz sea y toda la dinámica emocional salpique el litoral de la conciencia. En los cuadros de Carmen Belenguer, Ibiza, 1952, la abstracción trasciende cuando el color se manifiesta entre alburas. Es pintura cargada de fuerza, con dinámica a golpes de corazón que se abre para derramarse en distintos soportes, una obra que ahora puede admirarse en la Tarterie, Cardenal Cisneros, 24, hasta el 21 de octubre.’ Carmen Belenguer sintetiza y abrevia el panorama para que lo intuido se revele y, evoca naturaleza desde constante humana. Hacia mediados de los ochenta se afana en su trayecto; ha logrado premios, entre ellos el de la Junta Municipal de Hortaleza y el primero de «Los 60 años de Iberia», ambos en el año 1987, y desde ese año ha protagonizado diversas exposiciones individuales en Ibiza, Madrid, Ávila